Los ministros de comercio de 159 países lograron un acuerdo histórico: un tratado que busca dar impulso al intercambio internacional de mercancías, como un camino para salir de la recesión.
El primer acuerdo integral de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se alcanzó después de una sesión de charlas maratónica en la isla de Bali, en Indonesia, y representa un esfuerzo para simplificar los procedimientos burocráticos a la hora de hacer negoc
ios a través de las fronteras.
También contempla un plan de facilidades y exenciones impositivas para productos que quieran exportar los países más pobres del planeta.
El acuerdo podría inyectar más de US$1 billón al comercio internacional, dándole a las naciones en desarrollo más aire para incrementar, por caso, los subsidios agrícolas.
¿Qué ventajas trae?
Los analistas más optimistas esperan que, además, sirva para crear 20 millones de empleos.
"Por primera vez en su historia, la OMC realmente ha cumplido", señaló el jefe del organismo, el brasileño Roberto Azevêdo.
Se trata, al fin de cuentas, del primer acuerdo integral alcanzado por la entidad desde su fundación, en 1995, y para su aprobación se hizo necesario convencer a Cuba, que lo había vetado porque, en el texto, no se condenaba el embargo impuesto por Estados Unidos a la isla.
Bajo el régimen del nuevo acuerdo, se reducirán los aranceles comerciales y se acelerará el paso de mercadería por las aduanas, además de dar más opciones de subsidios.
El principio básico que está detrás es la llamada facilitación del comercio. Se trata de reducir los costos y las demoras involucradas en el comercio internacional: en lenguaje llano, cortar el papeleo burocrático.
Algunos analistas sugieren que los beneficios pueden ser amplios. Un reporte de una influyente consultora de Washington, el Instituto Peterson de Economía Internacional, habla de US$1 billón en actividad económica y 20 millones de nuevos puestos de trabajo.
Los países ricos de la OMC se han comprometido a ayudar a implementar el tratado.
Y así, de alguna manera han aceptado ayudar a los asociados más pobres a vender más fácilmente sus productos.
Esto es un asunto de tarifas y de cuotas límite en las importaciones: las economías más ricas reducirán impuestos sobre las mercancías que les compran a países en desarrollo.
Unos y otros
El ministro de Comercio de Indonesia, Gita Wirjawan, declaró que "el acuerdo beneficiará a todos los miembros" de la OMC, mientras que el primer ministro británico, David Cameron, lo consideró una "línea de ayuda" para los habitantes más necesitados del planeta.
El comisionado de Comercio de la Unión Europea, Karel De Gucht , le dijo a la BBC que si las naciones más pobres "tienen más capacidad comercial, ello resultará en más inversión en su logística e infraestructura".
Sin embargo, el llamado "Paquete de Bali" fue criticado por organizaciones civiles y activistas que consideran que la OMC no ha ido tan lejos como debía.
Entre lo que quedó fuera del acuerdo se destacan las tarifas o impuestos sobre un componente fundamental del comercio trasnacional: los productos importados.
La discusión en torno a las importaciones ha sido el componente central de los debates comerciales pasados, pero no ha sido el caso con este flamante acuerdo.
Y aquellos que no están contentos le reclaman a la OMC un plan integral más arriesgado.
Nick Dearden, de la organización World Development Movement, reclamó que "si Estados Unidos y la Unión Europea realmente quieren atacar la pobreza global, deberían haber hecho un paquete de ayuda para los países menos desarrollados mucho más fuerte".
La eterna disputa por los subsidios
Para cerrar este trato, las negociaciones debieron atender un asunto de fondo: el volver más flexibles las reglas sobre subsidios agrícolas que impone la misma OMC.
India encabezó la campaña, insistiendo en que debería permitirse el apoyo a la producción de granos bajo su nueva ley de seguridad alimentaria que, según algunos observadores, probablemente esté quebrando las reglas de la organización en materia de límites a los subsidios al campo.
Una "cláusula de paz" ha sido acordada para zanjar las diferencias, bajo la cual los miembros han acordado no iniciar disputas en la OMC a aquellos que estén violando la normativa en el marco de un programa de seguridad alimentaria.
Pero esta cláusula sólo estará vigente por cuatro años y es el foco de críticas de quienes no ven a la OMC con buenos ojos.
"Las negociaciones han fracasado en asegurar protección permanente para que los países puedan salvaguardar los derechos alimentarios de sus ciudadanos, lo que expone a cientos de millones de personas a sufrir hambrunas en el futuro simplemente porque hay que cumplir con el dogma del libre comercio", reclamó John Hilary, de la organización británica War on Want, que lucha contra la pobreza.
Prueba de credibilidad
La reunión ha sido importante para la credibilidad de la OMC y el acuerdo, alcanzado como corolario, es un paso superador de la ronda de negociaciones lanzada 12 años atrás.
En Bali, la OMC consiguió finalmente desbloquear la llamada Ronda de Doha, estancada desde 2008.
Los sucesivos fracasos y demoras han manchado la reputación de la OMC como un foro relevante para negociar cuestiones de libre comercio. Y esa percepción es la que ha llevado a muchos países a buscar cerrar sus propios acuerdos bilaterales o entre grupos pequeños de naciones, en lugar de perseguir tratados globales.
Según los analistas, el acuerdo de Bali ayudará en parte a restablecer la imagen del organismo.
Pero los temas sellados y acordados son sólo una porción de todo lo que estaba en juego en la Ronda de Doha.
El resto de los asuntos pendientes será muy difíciles de concluir en el futuro: muchos de ellos, señalan los expertos, están asociados a factores políticos internos en varios de los 159 países miembro sobre los que no siempre hay margen de negociación.