¿Usted cree que vale la pena endeudarse? Hay un famoso adagio que dice que “El que nada debe, nada tiene”.
Hoy es difícil ocultar que la mayoría de los hogares colombianos de altos, medios y bajos recursos, con tal de darse unos gusticos, acuden a solicitar préstamos. Dependiendo de la capacidad de pago de cada persona, deciden acudir a, préstamos bancarios, tarjetas de crédito, o créditos informales, con el fin de conseguir lo que para ellos es como estar en el paraíso, o vivir mejor, y en el peor de los casos, para sobrevivir.
Seguramente hay días en que usted se siente metido en un remolino sin fin. Finanzas Personales.com.co le cuenta algunos trucos para aliviarlo en sus apuros:
Diferencie las ‘deudas buenas’ de las ‘deudas malas’. Un ejemplo de las primeras es cuando usted se endeuda para algo que termina produciendo un buen ingreso o expandiendo un negocio. En cambio la mala es la que pone bajo fianza su futuro y elimina su tranquilidad; es aquella que le hace pagar algo más de lo que hoy recibe vía valorización o rentabilidad.
Usted debe prescindir de ésta porque pone en riesgo su futuro. Evite situaciones que se le salen de las manos y ya no puede controlar, y no se engañe pensando que solo por hoy va a comprar y a endeudarse. Esas son las obligaciones que le cuestan más de lo que gana; hablando en “plata blanca”, cuando sus egresos son mayores que sus ingresos.
Se recomienda entonces reconocer la necesidad que tiene antes de endeudarse. Es necesario que una deuda cumpla con la condición de que su costo sea menor al ingreso que va a obtener por invertir el dinero.
Esta situación se evidencia por ejemplo con dos casos muy comunes en Colombia, en donde todos sueñan con tener carro y techo. Así, las familias piden créditos a largo plazo para comprar un vehículo o para adquirir finca raíz.
Otra buena opción que representa una deuda compensada, es utilizar el dinero que solicitó en un préstamo para invertir en un negocio; pero no cualquier negocio, sino aquel que ofrezca unos ingresos superiores al costo de la deuda. Es recomendable endeudarse para invertir y poner el dinero a producir, esto es, que se incrementen las ganancias y el préstamo se pague sin afanes.
Adicionalmente, existen otras formas que facilitan la adquisición y el consumo de bienes que le permiten soñar, pero hacerlo a veces cuesta caro. El “dinero plástico” o tarjetas de crédito aparecen como la solución mágica para satisfacer los antojos.
Tener una o dos tarjetas de crédito, pagar a una o pocas cuotas para disminuir los intereses, sumar para ganar millas y poder viajar al exterior.
Y es que los colombianos que son buenos conocedores y ejecutores de la ‘ley del rebusque’, también buscan y encuentran alguna forma para endeudarse, cuando no tienen acceso a los créditos bancarios, por su falta de capacidad de pago.
¿Y cómo opera esta otra varita mágica que no dudan en utilizar? A través de las compraventas, tiendas de barrios, los amigos y familiares, y hasta acudiendo a las casas de empeño y a los préstamos “gota a gota”, cuya modalidad opera cuando las personas que prestan dinero, como contraprestación deben pagar a diario una cuota; ¡Y esto sí que es una tortura!, tanto como la gota que se escapa sin compasión del grifo del lavaplatos y no la podemos eliminar.
Estas fuentes de financiación informales aparentemente sanas, hoy representan para los colombianos el tener que sacar de sus bolsillos $854.635 mensuales, para poder cumplir con el pago de sus pasivos. Por eso, no se engrampe y córrale a los prestamistas ´gota a gota’, pues, como dicen, en menos de lo que canta un gallo, usted puede poner en riesgo todo su negocio si no sabe manejar sus créditos.
FP le trae a colación un caso real reportado por Bancoomeva. Una pareja de casados, para montar una frutería, prefirió acudir a prestamistas ‘gota a gota’, y no solo a uno sino a cinco, porque se vieron envueltos en débitos que necesitaban tapar con más deudas. La triste historia cuenta que estos enamorados solicitaron $500.000 y debían devolver $600.000; de tal forma que cada día iban a pagar $60.000. Esto representa al final una tasa de interés del 70,78% anual, un alto riesgo, un negocio en quiebra y un caos financiero, al no poder controlar su endeudamiento.
Según el mismo informe de Estabilidad Financiera del Banco de la República de Marzo de 2014, se endeudan más las personas de bajos recursos, pues su carga financiera representa el 28,5% del total de sus ingresos. En cambio, los que tienen mayores ingresos tienen una carga del 21,5%. Esto pone en el tapete el debate y demuestra el abismo que existe en Colombia entre las clases sociales (estratos), la concentración de riqueza y el incremento del endeudamiento de la población.
Por todo esto, FP le recomienda algo fundamental al momento de endeudarse: debe asegurarse de que por cada deuda que usted adquiera, debe contar con ingresos que la respalden. Si por ejemplo usted lleva sobre su espalda 3 deudas diferentes, para cubrir la compra de un carro, una vivienda y educación, así mismo debe tener tres fuentes de ingresos diferentes que la respalden, como dividendos, rentas y salario. Eso sí, trate de que por cada egreso pasivo que usted adquiera, tenga un ingreso activo (salario, honorarios) o pasivo (dividendos), para compensar.
Pero otros piensan diferente. Según el experto economista colombiano, Juan Diego Gómez, es óptimo endeudarse para poder crecer y prosperar, pero todo depende de qué se hace con la plata que le presten vía deuda. Para él, tener casa y carro representa riqueza; utilizar tarjetas de crédito, da facilidad para salir de compras en cualquier momento; y vivir con la plata de otros, puede ser una solución, pero siempre, “tállese para que no tenga que endeudarse tanto”.
Sin embargo, la realidad es que aquellos que deben más de lo que tienen, agotan su patrimonio, cada vez que reciben su salario ya lo tienen comprometido y se convierten en empleados de las entidades financieras, esclavos de sus obligaciones y no pocas veces en seres frustrados, porque no tienen nada propio.
Por eso, antes de meterse en esa ‘vaca-loca’, piense si vale la pena hipotecar su futuro y hasta su buen nombre y su familia.